miércoles, 4 de enero de 2017

Ciencia, arte y tecnología


La ciencia descubre, la tecnología inventa, el arte crea. Descubrir es ir atrás de lo ya existente, de lo que permanece cubierto y, por tanto, de incógnito. Inventar tiene como etimología el prefijo in (hacia dentro), ligado al verbo (en infinitivo latino) venire, con su supino ventus; siendo que este último tiene también su contraparte como sustantivo: el viento, o un soplo de  suerte, por ejemplo. Y haciendo  una pequeña composición podríamos insinuar algo como: siendo  el viento, el buen agüero, que viene desde adentro.  Crear tiene origen en el infinitivo latino creare, con el sentido de engendrar,  de parir, de dar a luz, de cuidar, de nombrar alguien para un cargo.  Por lo tanto, queda más fácil entender el por qué el arte siempre estuvo ligado con la tecnología (y mucho más ahora), pues el viento, que viene de adentro, se parece más a un eólico parto. La ciencia es la arqueología de los fundamentos de lo que existe, de lo ya creado; la genealogía de algo que permaneció oculto, cuasi-todavía.