sábado, 6 de enero de 2024

Politiqueando I (mi anti-credo)

Defiendo a Petro y su proceso, creo firmemente que era necesario para Colombia. Por otro lado, no veo como salida el radicalismo. Los conservadores lo ensayaron y crearon Bolsonaro y sus seguidores, y en la izquierda hay algunos ejemplos históricos bien tristes, no los voy a citar aquí.  Lo poco que critico en Petro son algunos lances de intransigencia y que en algunas veces rayan en el irracionalismo, pero opino que son pocos. Sobre la izquierda, creo que el surgimiento del marxismo significó un paso fundamental para la comprensión de los fenómenos sociales. Pero no considero el marxismo como un dogma, sobre todo porque no consigo aceptar ninguno. Corto y grueso, considero que el único problema del marxismo son los marxistas. Veo siempre un aire de arrogancia en ellos que me incomoda; es tan jarto e incomodo hablar con ellos  como lo es hacerlo  con los lacanianos. Escuché una vez de Estanislao Zuleta esta crítica a los lacanianos: «ellos dicen así: si no me comprendes debes aceptar que soy muy inteligente». Sobre mi duplo malestar (con marxistas y lacanianos), hago siempre  esta analogía, soy viciado en ellas: libido igual a lucha de clases, e inconsciente igual a economía. Veo en esas analogías el dogma fundamental de la santa iglesia marxista, apostólica y leninista, así como de lacanianos.   En el caso de los marxistas, ese dogma intenta aproximarse, por analogía, de la idea de la mecánica de la explosión basada en el papel de los comburentes (en este caso, el oxígeno) en la producción del fuego a partir de combustibles. O sea, la lucha de clases sería el comburente de  los procesos sociales a gran escala. Y la economía el combustible, la base, la infraestructura, como se dice, la sustancia omnipresente en el proceso (tal vez una especie éter). Observe que escojo esta analogía en ese orden y no al contrario, pues el comburente tiene un carácter dinámico, puede aumentar o aliviar su fervor. Por el contrario, el combustible tiene un aura estable, se consume lentamente durante el proceso (esto lo saben muy bien los ecologistas, cuando hablan de la naturaleza como economía que se agota). Pero como pasa con  toda tesis mecanicista, el marxismo  está sujeto a ser ajustado, o a ser reescrito, inclusive de manera radical (tal vez aquí me contradiga). Ah, y creo que la fusión atómica, que produce la energía del sol, no necesita comburentes; ocurre por otro tipo de proceso: la mecánica cuántica. Así, tal vez necesitemos de mentes tan radicales como Planck,   Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Dirac, Bohr y von Neumann, entre otros, para crear nuevas visiones que ayuden a explicar los fenómenos sociales, que son supremamente complejos,  e incluyen aspectos de psicología social/individual, y por qué no metafísicos (digamos, espirituales), entre otras cosas. Puede ser que  por decir estas cosas me tachen de tibio, de centrista, fajardista, o de cualquier otra cosa. Pero ese es un riesgo que debo asumir. Todos los modelos están errados (inclusive el marxista), son solo aproximaciones,  pero algunos son útiles, parodiando el viejo profesor de teoría de sistemas George Box. 

(Carlos Humberto Llanos)