lunes, 20 de febrero de 2023

Libros e inteligencia artificial

Podemos reflexionar un poco sobre la frase de Humberto Eco, que dice algo como esto: «el libro es un invento del mismo calibre que la cuchara, no puede ser mejorado». En su apariencia puede ser una defensa irrefutable a la perennidad del libro. Pero puede también explicar su sentencia a muerte, pues lo que no se puede mejorar algún día será descartado, es la ley de evolución. No dudo que la cuchara sea inmejorable, podemos cambiar el material con que está hecha, pero su funcionalidad principal será la misma (recoger la comida para llevarla  a nuestra boca).  Pero si la estructura de los alimentos cambia, tal vez pase a ser inútil, una pieza de museo. Para ejemplificar, los astronautas usan dietas basadas en barras de cereales enriquecidos con suplementos alimenticios y cápsulas con otros complementos, ¿y dónde está la cuchara aquí? El libro está basado en una tecnología que siguió la trayectoria de solidificar el discurso en la textualidad, y bajar esta última a un soporte mediático específico. Hubo un tiempo, una especie de pre-ensayo, en que aparecieron otras medias, como el  disquete de 8 pulgadas;  después vino el disquete de 5 y un cuarto de pulgada, después el CD, el DVD, el pendrive y ahorita la nube. Estamos en peligro de ver el libro desaparecer y abrigar la misma nostalgia por los viejos disquetes. La nueva biblioteca está tomando la forma de una enorme enciclopedia, donde cualquier duda puede ser consultada más por el tema, por el contexto y menos por el autor. Para esto se usa el concepto de memoria asociativa, un tipo de dispositivo electrónico que permite recuperar elementos haciendo coincidir alguna parte de su contenido, en lugar de especificar su dirección; el hipertexto es hijito de esta idea… O sea, este mecanismo computacional funciona de manera parecida a la forma como nuestro cerebro busca la información en su red neuronal. Buscar información por el autor pasará a ser tan anticuado o inútil como usar los antiguos teléfonos fijos, o como procurar el lugar de nuestras carencias y conflictos sugeriendo dónde podrían estar (en vez de usar la asociación libre descubierta por el viejo Freud).  Así, lo que nos intimida no es que el libro entre en colapso, sino que el autor desaparezca, se extinga como los dinosaurios. Nuevas herramientas de búsqueda de contenidos como ChatGPT consiguen traer textos coherentes sin explicitar las fuentes, los autores. Podríamos colocar un trecho de un diálogo de Úrsula con José Arcadio y solicitar textos similares en Borges o en Chesterton, exigiendo asociaciones semánticas o algo por el estilo; y esto cada vez funcionará de manera más eficiente. 

(Carlos Humberto Llanos)

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