martes, 13 de febrero de 2024

Sobre historias, paradigmas y Colombia (recuerdos de una charla)

Esa idea que escuché de mis amigos Jasmín León de Rivera y Álvaro Gutiérrez (terapeutas sistémicos) de que somos confluencia entre historias que nos contamos e historias que son contadas sobre nosotros me pareció fundamental, y plausible de ser explorada en la literatura. Creo que en el fondo todos somos personajes, y podemos tener una nueva visión de la neurosis como historias conflictivas, ficciones mal resueltas. Creo que Colombia es eso: una ficción que no se resuelve; yo había desvariado un poco en algún texto mío sobre el tema del bolero y el tango, como una especie conflicto de género musical, que en nuestro país no se pudo resolver a tiempo. Me parece poética esa posible visión de los sistemas en donde la infraestructura no son los objetos sino las relaciones entre ellos: algo muy actual en la física moderna. Una especie de inversión de la pirámide, como decían los marxistas sobre la filosofía hegeliana: «Marx invirtió la pirámide del idealismo alemán». Hablando de estas cosas, mi mentor y amigo Prof. Reiner Hartenstein insistía que el paradigma de computación actual era ineficiente pues su estructura es estrictamente burocrática: una memoria para almacenar el programa, un procesador para ejecutar paso a paso cada una de las instrucciones del programa y canales de comunicación entre procesador y memoria para transferir las instrucciones al procesador, donde son ejecutadas, y retornar resultados de vuelta para la memoria. Esto resultaba naturalmente en trancones, tal como acontecen en la calle 5 de Cali, lo que implica en colocar policías de tránsito, exigir protocolos, aplicar multas, etc. Esta estructura que mi amigo criticó tanto es conocida como paradigma de von Neumann. Hartenstein divulgaba un paradigma alternativo: la computación debía ser basada en los datos y no en instrucciones; pues es más eficiente procesarlos directamente sin tanta burocracia. Llamaba a esto de computación basada en flujo de datos. Estos últimos transitan por estructuras computacionales (circuitos) que ya saben a priori como procesarlos.  O sea, estaba proponiendo invertir la pirámide. Es normal que en algunos momentos tengamos que invertir pirámides, o volverlas a colocar en posiciones anteriores. Voy a colocar aquí algo polémico: los géneros literarios se resumen en dos: la prosa y la poesía (con el perdón de los profesores de literatura). Pero no podemos tener prosa de calidad sin poesía, y en esta última, de alguna manera contamos algo de nosotros: estamos prosificando. Hantenstein, fiel escudero el paradigma de flujo de dados, al final de su vida reconoció que no podría librarse del paradigma de von Neumann y de sus secuaces del cartel liderado por la empresa de microprocesadores Intel (llamó a esto twin-paradigm). De cualquier manera, en este momento creo que somos más relaciones que sujetos, pero puedo cambiar de idea mañana... Veo que la frase de los psicoanalistas contemporáneos de que «somos el otro», se resuelve em que somos las relaciones, que se expanden a través de nodos internos: somos estructuras múltiples, tal vez varios sujetos a la vez, que conversan con sujetos externos, que también son multitudes. Creo que la sociología y la antropología aún tienen que aprender mucho de estas vertientes.

(Carlos Humberto Llanos)

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